EL
Verdadero yo .
Detrás de
esa máscara del falso yo
La palabra
persona viene del latín persona ,o sea máscara usada por un actor
de la antiguedad clásica para desarrollar un personaje
La personalidad como palabra sin embargo podria ser
malentendida según el significado
original de esta palabra; puesto que sería como la máscara que usamos para
mostrarnos ante los demás .
Es
indudable que la sociedad que nos rodea y nosotros mismos mentimos.... a menudo
unos más que otros,y en mayor o menor gravedad.
Los hay que
lo hacen para llenar ese yo hinchado y excesivo.
Ese ego
hinchado,que lo quiere todo para si , importandole poco o nada tener algo de
empatía con quien les rodea, o sus consecuencias y daños a los demás.
Y que ese yo falso, por supuesto, no admite
critica alguna sobre si mismo.
Se miente
incluso, por cosas banales ... , o
tambien se usa la más justificada .....la mentira piadosa .... que no es más
que un intento la mayoría de las veces, de no complicar las cosas y liarla más
gorda, con mayores perjuicios para quien te rodea.
Son
mentiras al menos conscientes...El yo verdadero es otra cosa...el yo verdadero
es enfrentarse a uno mismo, donde las mentiras valen poco o nada....sin ni
siquiera los rodeos o escusas que se usarían para quedar bien ante testigos o
una audiencia.
Sin embargo el yo falso, el egoismo sin medida
, lo que llamamos soberbia, es la trampa más peligrosa de todas para el alma.
Es mentirse
a si mismo.
Porque para el crecimiento ético interno del
individuo, supone la paralización absoluta de nuestro crecimiento de cada día
como seres humanos mejores, conectados con la divinidad, intentando dar o dando
pasitos o zancadas, pero para adelante , para mejorar.
Un pasito para adelante
y otro para atrás, nos deja en el mismo sitio.
Creo que la mentira en principio es el
vehículo de todos los defectos y vicios peores.
El cristianismo clasifica a la perfección las
peores faltas con la lista de los pecados capitales, pero si se examina bien la
mentira es el el vehículo fluÍdo por el que circularían todos los pecados.
Pero el yo verdadero consiste en no mentirse a
si mismo, quizás la tarea más difícil.
Ahí es donde empieza la batalla de un@
guerrer@ espiritual.
El yo verdadero es más difÍcil de buscar en
nosotros mismos y encontrarle .
Solo el ser humano se miente a si mismo de la
manera en que lo suele hacer, tan a menudo,...y más a menudo aún ocurre que,
muchas personas ni siquiera lo saben.
Existe una autojustificación negativa para
avanzar, a la que el dolor de admitirse imperfecto y con zonas oscuras en el
alma, lleva a muchos a acogerse automática y blandamente. Hasta a veces se
llega en ese proceso a negar que existe esa zona oscura, convirtiendo al
individuo de in- moral,(que acepta una moralidad aunque no la cumpla), a
a-moral (que no se plantea ni siquiera que esté perjudicando).
.Solo mira su orgullo y su ombligo. No le da
para más.
Para ese ego falso, no se rompe regla alguna y
las culpas propias se proyectan fuera como las patatas calientes .
De ejemplo, un par de automentiras frecuentes
.
"Son los demás los que te obligan a ser
así..." ..
"Todo el mundo lo hace... yo lo
hago... "
(el que hagan daño ellos, les justifica su
propio mal sembrado ...)
Ese ego
falso no admite en su casos graves, autoaplicarse las leyes éticas que aplicaría a los demás si
le tocara a él la situación..., como si estuviera por encima de esas leyes .
Desaparece entonces cualquier planteamiento
elevado de llegar a ser mejor. La persona se estanca como en un pantano.
Se convierte y actúa como una personalidad
psicopática, que no es el psicópata asesino popularizado . Es aquella persona
que en su forma de ser ,le importan tres pepinos los demás, o la gente que no
le sigue su juego ......
Y además para colmo de males, le va
desapareciendo hasta la nada, la sensación de remordimientos.
Es curioso indicar que esos perfiles de
personalidad suelen ser escogidos para encarnar según nuestra sociedad a la
gente de éxito. Por ejemplo para ser un tiburón de la bolsa o un típico “yupie”
ejecutivo.
Nada menos que degradación, que se vende como
éxito social .
El yo verdadero es consciente siempre de su
imperfección. Es la verdadera humildad, no la falsa humildad o fariseísmo que
hace de la persona un hipócrita.
Y para mí que no tiene nada que ver con humillación
del ego equilibrado (y no hinchado), pues este necesita del amor propio y la
autoestima para avanzar.
El yo verdadero se pregunta y se plantea
siempre lo que es correcto o no .Es la conciencia cuando está viva.
El falso yo suelen ser, prejuicios, malos
hábitos, ideas preconcebidas cómodas para el falso yo, y diversas trampas
parecidas.
Máscaras aparentemente útiles para no enfrentarse
a nuestra propia y temida parte oscura del alma... que sobre todo, odia el ser
descubierta en público en su extrema fealdad y que lleva a la hipocresía. Pero
es solo la apariencia de bondad mal imitada. Una mala máscara. Solo el autoengaño
nos haría verlas válidas.
Es decir:
-No hagas a los demás lo que no te gustaría
que te hicieran a ti.
Es de cajón. Se puede engañar a los demás una
temporada, pero al final, una persona sin principios es una carga para
cualquiera. "Ese va a lo suyo" -dirían los que le rodeasen y
conociesen.
Y las mentiras tienen las patas muy cortas
para quien sufra su egoísmo. Lo que se siembra se recoge...
-".....Ama al prójimo como a ti
mismo" .
Buscar el verdadero yo, es una dedicación de años, un hábito de
autoanálisis y meditación dentro de todos los planos: el físico, el mental, el
emocional, y el espiritual pero el hábito, si se es consciente, se adquiere
pronto y el proceso continua.
Y al verdadero yo, nos llevan las experiencias que experimentamos en el nivel
físico, que nos proyectan en viajes de limpieza de nuestros actos y
pensamientos un autoanálisis ético de nuestras verdaderas motivaciones en la
mente ,el corazón ,y el alma .
Tampoco hace falta que declamemos y chillemos nuestros defectos, como en
algunas religiones. Como si la divinidad estuviera sorda. Siempre será una
imagen hacia la galería, y así la introspección y autocritica pierde fuerza.
Ahí es donde entra el próposito de rectificar.
No se chilla el mal que hemos hecho para seguir en el mismo sitio. Se
cambia. Esa es la mejor herramienta la transformación, la rectificación para la
mejora espiritual humana .
Hay otro aspecto de la naturaleza del autoanálisis en la conciencia
Ser conscientes del mal que se siembra, saber lo que has hecho está bien…
pero puede ser insuficiente. Es más interesante preguntarse:
-¿Por qué hiciste esto y no lo correcto? Sin mentiras a uno mismo y sin
edulcorantes de cara a la galería, así saber tus verdaderas motivaciones.
Ahí es donde la persona misma se enfrenta al yo falso y se aparta la
máscara para buscar el verdadero yo, como mirándose a un espejo
En ese porqué, está la clave para conocerse a si mismo.
En el clásico El retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde, Dorian es un
ejemplo de cómo partiendo de su narcisismo, (defecto del ego hinchado que no
pareciera excesivamente un defecto de los peores ), convierte un joven inocente
en un ser corrupto, llegando hasta el asesinato.
La poderosa imagen de que un retrato mágicamente, sea el depositario
visual de su degradación moral mientras conserva su juventud eterna la
apariencia ante los demás, es una clara metáfora.
Es el espejo de la degradación ética que es ese retrato que Dorian
esconde, sobre todo a los demás,( curiosamente en una escondida habitación,) el
que podría simbolizar ese yo verdadero que le muestra como es la verdadera fealdad
de su alma.
El personaje al final no puede
soportar verse en el cuadro, sobre todo cuando averigua de si mismo, que su
único acto de supuesta rectificación en esa espiral de degradación ,en realidad
…..no rectifica el retrato mostrándolo más hermoso
Pues el gesto de limitarse a hacer lo que debía y dejar intacta la
virtud de Hetty, solo era motivado por el mismo narcisismo y vanidad que le
había llevado a la corrupción,
por curiosidad de ver si el fenómeno de embellecimiento se manifestaba
en el cuadro de su monstruosa imagen, y por búsqueda de nuevas sensaciones .
Su acción no es por un sincero arrepentimiento y rectificación. Su
transformación hubiese ocurrido entregandose a la policía por el asesinato del
autor del cuadro, al que culpa de los males que el mismo se propicia y ve en el
retrato, como pasa con el falso yo, que acusa a los demás de faltas sin ver las
propias.
Como si fuera el yo verdadero, la magia del cuadro no reflejó su acto su
“generosidad” ante Hetty pues no era más que su deber moral, no le afearía pero
tampoco le embellecería .
Y sus verdaderas motivaciones no tenian auténtica rectificación, ni
transformación en su vida.